Mundo Peste

Mundo Peste gritaba la muchedumbre.

El chaval jamás había trabajado antes y las gafas de sol le quedaban estupendamente. Había estado horas delante del espejo probándose aquellas gafas de sol tremendamente horteras.

La ira se apoderó de mi persona y grité enfurecido: ¡Suelta esa placa y esa pistola maricona! ¡Ven con tu Crav Maga o tu Guin Chun que te voy a reventar!

 No podía con aquel sistema, en innumerables ocasiones se pegaba a su cerebro como un pulpo aquel pensamiento violento. Era un pensamiento hostil hacia el sistema y sus guardianes, hacia los grupos terroristas inventados, hacia los infiltrados que en vez de acabar con los malos los utiliza para sus fines políticos, siempre hay un fin político.

-¡Me considero en rebeldía y comienzo una huelga de hambre! ¡Ustedes no son quién para juzgarme, pandilla de corruptos! El juez  haciendo gala de su mala educación comenzó a chillar en un tono muy infantil: ¡Alguacil, alguacil, llévenselo de aquí!- Inmediatamente hizo un gesto a los agentes encargados del alborotador. Ese gesto lo decía todo, el Juez, con la mandíbula apretada y una mirada un poco esquizoide retorció su puño, era un gesto más que conocido por los agentes y significaba: A por él, tortura.

Ya en su funeral pude escuchar todos los rumores sobre la muerte del alborotador. Nadie se preocupó por su huelga de hambre.

Todos querían parte del botín, se peleaban como hienas por un trozo de aquel individuo sólo, de aquel desprotegido. Unos lo clasificaban como terrorista, otros como un simple rojo, para otros un loco.

¡Oh gran señor del Guin Chun y del Crav Magra de cerdo, entrena a tus pupilos y recarga sus pistolas, limpia sus culatas de sangre y sus conciencias de arena, nos vemos en el infierno!   

PD: Cuando vuelvas de Israel tráeme un sombrero de rabino que siempre quise uno. Nos vemos en jonky pur. Prohibido hombres con fimosis. De la China me puedes traer un bolso o un reloj.