jueves, 20 de agosto de 2009

UN DIA DE FURIA.



Era demasiado, no lo podía soportar, Donnie Canelonie agarró por el cuello a la directora del banco, estaba quemado, había puesto varias reclamaciones que se resolvieron a su favor, pero aquella pelandusca seguía cegada, hacía todo lo posible para que Donnie no pudiera descansar, siempre pendiente, ella sabía como sacarlo de sus casillas.

Lo que ella no sabía era que Donnie también estaba reclamando a la compañía de teléfonos y a su antiguo arrendador, tenía veneno en la sangre.

Por favor, reclamo ella, me haces daño Donnie, lo siento clamó el, ya no hay vuelta atrás, la llevó a su despacho y esperó que viniera la Poli, otros corruptos.

No había escapatoria y Donnie lo sabía, así que se armó de valor y salió a pecho descubierto. Como no estaba armado la policía se abalanzó sobre él, y Donnie muy atento pudo dar varios codazos y algún que otro rodillazo, el resultado fue de dos mandíbulas rotas, una rodilla hecha trizas y abundante sangre en los uniformes, seguidamente notó como su cuerpo se quedaba petrificado, tuvieron que usar una pistola eléctrica.

Tumbado en el suelo, aún con espasmos gritó: “Habeas Corpus”.

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