miércoles, 10 de febrero de 2010

“Hay que destruir el aparato tecnológico”


ENTREVISTA | JOHN ZERZAN, TEÓRICO DEL ANARQUISMO VERDE PRIMITIVISTA Y PORTAVOZ DEL MOVIMIENTO DE JUSTICIA GLOBAL
“Hay que destruir el aparato tecnológico”
Conversamos con el filósofo John Zerzan sobre alternativas al desarrollo industrial y al modelo de progreso económico vigente en la sociedad de masas.

Ástor Díaz Simón, Redacción
Miércoles 10 de febrero de 2010. Número 119

DIAGONAL: En una entrevista reciente decías que están surgiendo planteamientos que cuestionan eficazmente la modernidad y el progreso. ¿Qué opinión tienes del movimiento del decrecimiento y su capacidad de respuesta a la crisis económica global?

JOHN ZERZAN: Hace un par de años, en Barcelona, hubo una discusión considerable, sobre todo desde grupos franceses, de esta tendencia. Algunos aspiraban a integrarse en el juego parlamentario, lo que considero mala idea, y no sé qué grado de radicalidad implica su propuesta. Por un lado, algunos de sus conceptos no van demasiado lejos, como las “ciudades lentas”, la “alimentación lenta” o la idea de simplificación. Por otro, no tienen mucho alcance porque carecen de crítica sobre la totalidad del fenómeno. Todo el mundo va en la dirección del crecimiento industrial descontrolado: China, India y otros muchos países avanzan con rapidez hacia esta realidad. Así pues, el decrecimiento puede ser deseable, pero hay que plantear una lucha concreta contra todas estas dinámicas, instituciones y fuerzas que empujan en la otra dirección. Creo que promueven algo sano, pero, si optan por la vía de integración en partidos verdes y demás, creo que su enfoque quedará comprometido por la dinámica de partidos, aunque tal vez sean capaces de encontrar una vía alternativa.

D.: ¿Cuál sería tu acercamiento teórico a esta lucha?

J.Z.: El antiindustrialismo. Si no nos ocupamos de este problema, estamos evitando encarar la manifestación principal de la sociedad de masas, que ya tiene una vigencia de 9.000 años. No podemos sino reconocer una realidad que no hace feliz a casi nadie, ante la que están reaccionando grupos humanos en todos los continentes, en todos los países. La sociedad industrial envenena el aire, conduce a la esclavitud a millones de personas, acaba con los pueblos indígenas y sus formas de vida. Y hoy en día ni siquiera se trata de esconder su verdadera naturaleza; sus agentes operan a la luz del día. Copenhague ha sido un desastre completamente predecible y Obama es otro Bush; parece que definitivamente se ha terminado la ilusión y tal vez ahora nos podamos enfrentar con nuestros problemas verdaderos.

D.: ¿Qué opinión te merece internet? ¿Es un síntoma de domesticación o tiene un peso específico como herramienta transformadora?

J.Z.: Creo que ambas cosas. No sé aquí, pero en EE UU pasamos nuestra vida frente a la pantalla. Somos adictos a este tipo de interacción, supongo que por el nivel de desamparo existente. Hoy un amigo es alguien a quien probablemente nunca hayas visto en persona, vamos a todos lados con el móvil en la oreja. Parece que nadie quiere estar presente en este mundo arrasado, siempre estamos en otra parte. Pero no existe otra parte. Este mundo se define por la tecnología, la tecnocultura se expande con gran velocidad, a pesar de ser económicamente excluyente. Y en la base de este proceso está el posmodernismo, que se caracteriza por la adopción incondicional de la tecnología, así como por la pérdida de las ideas de causalidad, valor o significado. Sólo deja espacio a lo momentáneo y trivial.

D.: ¿Crees que este sistema se ha implementado desde arriba o se trata de una deriva que nos hemos trabajado nosotros mismos?

J.Z.: Creo que esta situación proviene de nuestro sistema de consumo. Y será imposible abordar el problema eficazmente sin aplicar una crítica radical a este fenómeno, porque la tecnología en sí es neutral. Si no politizamos la cuestión de su uso y las raíces de su existencia es imposible frenar esta situación. Los efectos negativos de este modelo son visibles en la salud física y mental de nuestra sociedad. Por ejemplo, el fenómeno de los tiroteos en escuelas e instituciones. Estas manifestaciones patológicas se producen en los países más desarrollados –EE UU, Finlandia o Alemania–, como síntomas de una sociedad disfuncional, del vacío de un mundo uniformizado que está acabando con la idea de comunidad y tantos otros conceptos importantes en nuestra vida. Mientras sigamos apostando por una sociedad tecnológica de masas, como hace la izquierda, no seremos capaces de librarnos de todo este lastre y regresar a una experiencia directa del mundo.

D.: ¿Y cómo enfrentar el proceso práctico de cambiar el modelo?

J.Z.: Poniendo el problema sobre la mesa, dándole la relevancia que merece e insistiendo en el papel central que debe jugar en la discusión pública. Nuestra postura implica destruir todo el aparato tecnológico antes de que nos destruya y de que elimine todo valor y textura de la vida. Se trata de reconectar con la tierra, por ello nuestra inspiración fundamental son los modos de vida de los pueblos indígenas.

D.: ¿Qué harías si el sistema cayera mañana y tuvieras la oportunidad de intervenir e implementar cambios concretos?

J.Z.: El problema es que la mayor parte de la población de las grandes ciudades moriría en tres días. No duraríamos mucho sin energía, con los alimentos pudriéndose, sin habilidades para sobrevivir y con el instinto atrofiado. No sabríamos qué comer, qué planta es cuál, como hacer fuego, buscar agua, refugio... Nos tenemos que preparar para ese proceso, porque la ciudad es artificial e insostenible, y no representa el mundo al que nos enfrentaremos cuando el sistema se detenga... Además, poseer esas herramientas de supervivencia empodera políticamente, da sensación de autonomía. Si quieres salir del sistema, pero no tienes estos conocimientos, al final seguramente no des el paso.
PRIMITIVISMO RADICAL
Con ocasión del cien aniversario del anarcosindicalismo organizado por CGT, nos acercamos al pensamiento de John Zerzan. Sobre la dialéctica negativa de Adorno, Zerzan expone, en textos como La catástrofe del posmodernismo o El crepúsculo de las máquinas, su idea de que esta civilización es una construcción acumulativa de alienación. Para reconstruirla apela a la experiencia de las comunidades anteriores a la adopción de la agricultura, la domesticación y la propiedad privada. De éstas extrae la práctica de formas de vida libres de alienación basadas en la experiencia directa.

9 comentarios:

  1. hola , parece que no funcionaban los comentarios, he tenido que probar varias veces , un saludo

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  2. Parece un poco más de teorizar el vacío no???

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  3. Me gusto la entrevista, y me hizo pensar mucho la parte del instinto de supervivencia. Esa parte murio dentro de las personas hace mucho tiempo y eso me preocupa.

    Un saludo

    Charlie

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  4. No creo que se trate de vacío, creo que el vacio es la sociedad en la que vivimos, abierto el debate, saludoss

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  5. Si, la sociedad esta vacia, pero abordar sus problemas con un simple análisis sin respuesta me parece que queda un poco cojo...
    Por ejemplo dice que hay que cambiar el modelo de consumo, pero cambiar el modelo de consumo implica un cambio intrínseco al sistema que muchas organizaciones supranacionales no van a permitir sin luchar...
    nose, es un punto de vista..

    salud!!

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  6. ahí está la clave, romper el corral, y sabes que todo cuesta , sin luchar no se consigue nada , saludos..

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  7. Este... todo bien? Ayer te estuve llamando y hoy he pasado por tu casa, y nada... La verdad es que estoy un poco extrañado, a ver si cuando leas esto puedes responder por internet, por el movil o del modo que sea. Ok?

    Venga, vecino...
    D.

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  8. Todo ok, gracias por preguntar, jejeje carnaval carnaval...

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  9. Me temo que hemos caido en una dinamica insuperable, vamos al colapso, de las ruinas repetiremos los mismos esquemas de desarrollo, en un ciclo sin fin.

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