lunes, 6 de julio de 2009

Se acerca la ola.

Me detengo. El paseo se hace cansino, las nuevas estatuas y adornos no me convencen. La ciudad sigue desafinada, triste, como si hubieran puesto el tono sepia.
La gente parece feliz, o lo intenta, sonrisas ladeadas, aumenta levemente el nerviosismo, se nota el estrés en el aire. Al llegar a la oficina de empleo, me quedo aturdido. Sensaciones negativas....ya no hay sonrisas, sólo bocas torcidas. Gente sin lugar psicoanalizándose, aire cargado, miles de sueños en lo alto de la sala, mezcladas con el aire caliente y la desesperación.

No se sabe que ocurrió, todo era bonito, los sueños se lograban de 3 en 3, tarjetas de crédito echando humo, préstamos amigos e hipotecas no retornables, retrato de una época pasada , dónde se repite la historia a nivel mundial, ARGENTINA, claman unos , NO PASA NADA; excusan otros. Los pobres hombre insecto pagarán, igual que siempre, la avaricia y la enfermedad mental de otros, hombres gigantes inalcanzables para los insectos, trampas y juegos sucios tramados desde el inicio de nuestra falsa historia, AC DC, dijeron unos, y los demás corrieron como ratas tras la flauta, haciendo oídos sordos a la lógica, retornando a la caverna y huyendo de la razón acobardados.
Bajó la marea de repente, la costa húmeda y desconocida se deja ver, algunos curiosean adentrándose en las partes íntimas de la tierra, sin permiso, sin enamoramiento, sin miraditas. A la tierra no le gustan los jueguecitos, está cansada de relaciones materialistas, ha tenido varias, y es muy paciente, puede esperar a su gran amor. La tierra mira a los insectos, despistados, paseando por su corteza virginal, y en ese momento descarga la ola que arrasa con estos y con su lógica maltrecha. La ola no distingue, sólo sabe de rebozos y de cotas, de remolinos.

Muchos lo dijeron, lo avisaron, lo sufrieron. Los insectos cerraron sus ojos y ahora todos van a perder. Víctimas de jugar al juego sin leer las instrucciones, por dejarse llevar, por no creer. La ola rompió el tablero, conciencias heridas, algunas no volverán del revolcón, el mar es muy traicionero.

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